martes, 20 de abril de 2021

Lacan y Hegel (3/3). Miller aporta al tema.



Quería empezar por la explicación que da Miller acerca de uno de los valores que tiene la angustia en este seminario. En el libro llamado “La angustia lacaniana” dice en la página 21:
 “Respondamos de entrada que la angustia que elige Lacan, la angustia lacaniana, es una vía de acceso al objeto a”.
 De manera que Miller ubica que la angustia es, para Lacan, una forma que le permite llegar a plantear lo que es el objeto a, elemento que fue nombrado por su mismo creador como “su única invención en psicoanálisis” y que formalizó solamente a la altura del seminario 10, llamado “La angustia”. En este sentido se marca claramente una relación entre la angustia y el objeto a.
Sigue Miller:
 “Se la concibe como la vía de acceso a lo que no es significante. Debemos decir que la angustia como tal no es significante”.
 La angustia, entonces, queda fuera de lo significante, es decir que está por fuera de lo Simbólico. También sabemos que el objeto a tampoco está dentro de ese registro, sino que ambos pertenecen a lo que no puede ser simbolizado, ambos pertenecen al registro de lo Real, lo no nombrable ni imaginarizable. Justamente este es el seminario donde el registro de lo Real queda constituido como aquello imposible y muchas descripciones más, mientras que hasta este momento Lacan había tomado lo Real como si fuera la realidad. Por supuesto que no se puede decir que esta idea acerca de lo Real aparece en este seminario, previamente habían aparecido elementos en la enseñanza de Lacan que hablaban de lo Real como algo distinto de la realidad; se me ocurre en este momento pensar en lo que dice en el seminario 2 acerca de la garganta de Irma en el análisis que hace del sueño de la inyección de Irma, donde dice que eso haría despertar a la mayoría, pero que Freud sigue durmiendo porque tiene coraje. También habla en este sentido de lo Real en el seminario 7, cuando dedica dos clases a tratar el tema del “Das Ding”, la Cosa, y seguramente hay más referencias. Ocurre que en este seminario Lacan formaliza este registro y le da el estatuto que nos fue enseñado desde que entramos en la facultad (por lo menos a mí) y lo hace por la vía de la angustia y el objeto a.
Continúo, entonces, con lo que aparece en la página 28:
 “Se descubre, en efecto, que el punto de vista neohegeliano que al comienzo parece ocupar la escena da lugar a algo que no se presta a la dialéctica, aunque el significante subsista en Lacan”.
 Es así como Miller describe que al comienzo de la enseñanza de Lacan la dialéctica tomada de Hegel tenía un valor importante, pero ahora la angustia y el objeto a aparecen como algo que ya no puede ser explicado por medio de esta dialéctica, son elementos de la práctica clínica que no pueden ser ignorados ni pasados por alto y que muestran un límite a la dialéctica, ya que ésta no puede explicarlos, no puede dar cuenta de ellos. De esta manera, la dialéctica que antes le servía tan bien a Lacan ahora se muestra como insuficiente. Es comprensible que anteriormente la dialéctica hegeliana le haya servido mucho a Lacan ya que, como lo muestran estas palabras, esta dialéctica está muy asociada con el registro de lo Simbólico, el cual fue fundamental para Lacan hasta el seminario 5 o 6 aproximadamente y era considerado el registro primordial. Luego esta primacía de lo Simbólico empieza a decaer hasta llegar al seminario 10 en el cual Lacan, me animo a decir, destrona definitivamente a lo Simbólico del lugar privilegiado que ocupaba anteriormente al presentar la angustia y el objeto a como elementos por fuera de ese registro y que elevan la importancia del registro de lo Real.
Así como mientras lo Simbólico era lo fundamental la dialéctica hegeliana ocupaba un lugar de gran importancia, cuando esta primacía cae parece ser inevitable que tenga que producirse alguna modificación en la posición lacaniana respecto de la dialéctica, ya que pasa a no ser capaz de explicar todo.
Pero aun así el significante subsiste en la teoría de Lacan, ya que el hecho de que lo Simbólico haya dejado de ser lo fundamental de la teoría y ahora lo Real también cobre una enorme importancia que antes no tenía, no significa que Lacan renuncie a lo Simbólico, ni al significante, ni nada por el estilo. Se trata de un cambio en la teoría por el cual lo Simbólico deja de estar ubicado como el registro crucial y la importancia de lo Real aumenta significativamente. Es un cambio que de ninguna manera implica una reformulación completa de toda la teoría, ni el abandono de conceptos fundamentales, ni nada de eso
Por eso agrega Miller en la página 30:
 “Aunque lo señala rápidamente, es cierto que lo que llama angustia connota el pasaje de la realidad a lo Real, y, de este modo, es correlativo de un desfallecimiento del significante”. (Las mayúsculas para “Real” son mías).
Es lo mismo que Freud hizo varias veces al modificar su teoría, escribiéndolo manifiestamente con todas las letras, solo que Lacan no marca el cambio, sino que sigue adelante dejándonos a nosotros la tarea de darnos cuenta que lo que dice en el 10 es distinto de lo que decía antes.
Vale introducir un comentario que aparece anteriormente en el libro, en la página 12, que a la luz de lo dicho aparece como su refuerzo y aporta esclarecimiento:
“La angustia finalmente es un camino alternativo a la Aufhebung hegeliana. El resto es lo que no se presta a la dialéctica, lo que no se presta al significante; es el resto como absoluto, ante el cual toda Aufhebung se torna impotente”.
Primero que nada, la “Aufhebung” es como Hegel denomina el tercer momento de la dialéctica, la “negación de la negación”. Esto significa el momento en el cual los dos tiempos lógicos anteriores producen un nuevo momento que no suprime los anteriores, sino que los conserva aun superándolos. En este libro, Miller lo usa como sinónimo de la dialéctica hegeliana.
De manera que la angustia es una alternativa a la dialéctica, no está en su mismo sentido y, por lo dicho anteriormente, podemos decir que hasta se le opone, como ya retomaré con palabras del propio Lacan. La angustia, como Lacan la plantea, es un camino que lleva directamente al objeto a, el cual es ese resto del que habla Miller que no puede de ninguna manera ser recubierto por lo Simbólico. Es así como lo Simbólico, y por lo tanto también la Aufhebung, se tornan impotente ante él.
Sigue Miller en la 29:
 “Sabemos que este seminario de La angustia es una puntuación del resto, pero hay que entender que el resto se lleva aquí a lo absoluto, y que absoluto quiere decir separación respecto de la dialéctica”.
Miller refuerza la idea de que este resto al que se llega a través de la angustia postula una separación respecto de lo Simbólico, de la dialéctica.
Y agrega a continuación:
“El resto obstaculiza entonces la dialéctica y la lógica del significante, en el sentido de que permanece insoluble, no se lo puede resolver ni disolver. Desde esta perspectiva, la función del resto es antinómica del Aufhebung, que era la clave de la enseñanza anterior de Lacan”.
Y después hace una referencia a la última clase del seminario 10, donde Lacan plantea la duda acerca de cuál es la forma correcta de abordar lo Real.
“¿La vía del concepto? ¿La vía Simbólica? ¿O es la vía que abre la función de la angustia? En su extravagancia, si se quiere, en la extravagancia que lo sostuvo, este seminario está dominado por <la angustia o el concepto>. Y hay una renuncia a la vía del concepto”.
 Es decir que para abordar lo Real hay que elegir entre dos caminos, uno es el del concepto, lo Simbólico, y el otro es el de la angustia, siendo que no se puede mediar ni matizar la cuestión ya que hay que elegir entre uno y el otro. Y la elección de Lacan no va por la vía del concepto, sino  por la de la angustia.
Esto está en Lacan, ya que en la página 360 del seminario 10 dice, describiendo el cuadro que aparece desde el inicio del seminario y de a poco va completando:
 “Abajo a la derecha, sigue estando la angustia, aquí en tanto que enmascarada. En el lugar del embarazo, lo que llamaremos legítimamente el concepto de angustia”.
El lugar del embarazo está ubicado arriba a la derecha, como aparece en la página 88 del mismo seminario. De manera que aun estando ambos a la derecha, Lacan escribe “concepto de angustia” arriba y “angustia” abajo. Es decir que los ubica como cosas distintas, uno se trata de un concepto, el cual está del lado del registro Simbólico, mientras que lo otro es un afecto que no implica ningún concepto ni el registro Simbólico.
Sigue Lacan:
 “No sé si se dan cuenta del todo de la audacia que aporta Kierkegaard con este término. ¿Qué puede querer decir esto, salvo que la incidencia verdadera sobre lo real es, o bien la función del concepto según Hegel, o sea, la incidencia simbólica, o bien la que nos da la angustia, única aprehensión última y en cuanto tal de toda realidad – y que hay que elegir entre ambas?”
Es ahí donde Lacan hace la pregunta mencionada por Miller acerca de cuál es la vía verdadera de acceso hacia lo Real, siendo una posibilidad el concepto, según Hegel, es decir la incidencia Simbólica o, por el contrario, y de forma imposible de articular con la anterior, la vía de la angustia. Es imprescindible elegir y es claro que Lacan eligió la vía de la angustia.
De esta última clase del seminario 10, fechada el 03 de Julio de 1963 saltamos a la clase única del seminario de “Los nombres del Padre”, del 20 de Noviembre del mismo año, solamente 4 meses después, donde Lacan dice la frase ya citada en la publicación anterior:
“Pero sean cuales fueran los efectos de prestigio de la dialéctica hegeliana que entró por Marx al mundo (…) la dialéctica hegeliana es falsa y refutada tanto por la observación de las ciencias de la naturaleza como por el progreso histórico de la ciencia fundamental, o sea de las matemáticas”.

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