jueves, 7 de octubre de 2021

Transferencia y presencia del analista. Pasajes, cruces y giros de la clínica en psicoanálisis.

 

Agradezco nuevamente la participación de la lic. Natalia Demonte, con este texto publicado en www.pensarelpsicoanalisis.com.ar, donde pueden encontrar otros artículos suyos, míos y de otros colegas. Los invito a pasar por la página y conocerla.


Estoy leyendo con un grupo de colegas la clase X del seminario 11 de Lacan y me surgieron ganas de escribir sobre la presencia del analista y la transferencia.

Podemos pensar la transferencia como un acontecimiento que se produce, es la puesta en marcha de la realidad del inconsciente, la tela en la que se va a tejer todo el dispositivo psicoanalítico. De este modo podemos pensarla como soporte para que se ponga en juego la presencia del analista. No es un campo de índole simplemente imaginaria, aunque sí lo incluye.

Lacan hace una crítica al concepto de contratransferencia, ubica que es la reducción imaginaria a la puesta en marcha del deseo del analista. Esa relación imaginaria está subordinada a la relación del sujeto con el Otro, es decir la singular relación con el inconsciente.

Lacan en la clase X define al inconsciente como ¨la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel que el sujeto se constituye por los efectos del significante¨.

El inconsciente es lo que yerra, lo que equivoca, se presenta en la equivocación como aquello que fracasa. Lacan,  haciendo una crítica al sujeto Cartesiano de la certeza, puntúa: ¨Donde no pienso soy¨.

La interpretación al inconsciente hace a un vaciamiento de sentido, le quita el peso a todos los engaños imaginarios que proveen ese sentido que rellena y obtura.

En el inconsciente se pone en juego todo el tiempo la alternancia entre cierre y apertura, es la presentación de un significante a contrapelo del sentido.

En contraposición a un tratamiento lineal de sentido, en psicoanálisis se trabaja en un trayecto por saltos, por cruces.  El enunciado equivoca porque lo que cruza es el discurso del Otro, y en este aspecto el psicoanálisis tiene que permitir entrar a lo singular.

En estos movimientos circulares de cierre y apertura la transferencia revela al Otro del inconsciente. La transferencia también es el medio por el cuál se interrumpe la comunicación con el inconsciente, en tanto cierre de sentido que se vuelca en el análisis. Podemos decir que  la interpretación tiene que ver con discontinuar un sentido, cruzándolo. Apunta a descompletar el sentido, dando lugar al interjuego de movimientos circulares. Entre la transferencia e interpretación se ponen en juegos estos movimientos de cierre y apertura.

El analista encarna al Inconsciente porque provoca, pone en juego ese lugar de discontinuidad. La existencia del analista se verifica por la vía en lugar del a.  El analista tiene que hacer un vaciamiento de su persona para poder encarnar ese objeto a, y en cada encuentro con el paciente ser provocadores de que el inconsciente se produzca.

Podemos decir que el psicoanálisis no es un tratamiento del progreso, en tanto que iría a una linealidad, a una finalidad. Se trataría más bien de una sucesión de pasajes, de un trayecto donde se ponen en juego estos cruces que producen giros en movimiento. En esos giros se van tocando puntos verdad que relanzan a otro saber y¨ la verdad ¨se va corriendo en todo un entramado.

De este modo la presencia del analista no está todo el tiempo, se presenta cuando se presenta, es algo que se produce,  es un efecto del inconsciente, encarna esa equivocación y va hacia esos quiebres. Lo que equivoca es la esencia del psicoanálisis, lenguaje como equivocación, tomando como premisa en psicoanálisis al sujeto del inconsciente como subvertido de por sí.

Algunos ejemplos en la clínica:

M es una paciente que de muy chica ha tenido que armarse para salir adelante. Cuando los padres se han separado en malos términos, al inicio de su adolescencia,  tuvo que hacerse cargo de todos los trámites y pendientes de la separación de sus padres ya que vivían en otro país y la madre no manejaba el idioma. Al inicio se presentaba como la que siempre tenía todas las respuestas, de hecho pausó su terapia anterior ¨porque ella ya venía con  las soluciones¨. Muy inteligente analizaba siempre determinada situaciones, se preguntaba y se respondía. Siempre se preguntaba en cómo dividir ya que muchas veces quedaba totalmente tomada por una cosa y terminaba agotada, o se mezclaban por demás situaciones personales con sus lazos afectivos, o no podía organizarse en su día a día y se agotaba con los pendientes que se iban acumulando. Hace unos años la madre enferma y se vuelve aún más demandante, es una demanda donde nunca alcanza. En una sesión la paciente hablando de la enfermedad de su madre y de los momentos en los que estaba más delicada dice… ¨Pobre imaginá por lo que pasó, yo me moriría en su lugar¨ La pregunta del analista apuntó a ¿PORQUE ELLA SE TENDRÍA QUE MORIR EN SU LUGAR?  NO, VOS NO TENES PORQUÉ MORIRTE EN SU LUGAR.

En este giro surgió su posición en la que siempre tiene que  tener las respuestas, su posición de cubrir al otro,  y que si se ubica en esa posición de ser el pendiente de su madre, el lugar para M  queda pendiente.

Otro ejemplo:

J cada vez que iniciaba la sesión repetía ¨ Me cuesta arrancar– me cuesta arrancar¨.. Algo de eso insistía cada vez… hasta que decantó que la analista le pregunta ¿QUE ES LO QUE LE CUESTA ARRANCARSE? Surgieron cuestiones de lo más interesantes con relación a algunos patrones de dinámica familiar, con respecto a su madre, a su abuela y cuestiones también relacionadas a la historia de sus padres.

Otra paciente L, donde en las relaciones con los otros se ponía muy posesiva cuenta una escena con dos amigas (una de ellas era su mejor amiga), mi paciente estaba muy enojada con la otra chica y le escribe a su amiga que ¨si la otra va ella se baja¨, la amiga enojada le contesta que entonces no venga y mi paciente cierra el mensaje por chat con el dicho de asentar ¨De una ¨. En ese cruce la analista le puntúa ¨DE UNA¨, se produce un silencio y la paciente queda sorprendida en el giro y surgieron cuestiones de lo más interesantes sobre esa dinámica posesiva en la relación con los otros, que remiten a una dinámica familiar de origen donde ella queda anclada .

En esos momentos de cruces, de vaciamiento de sentido de la linealidad se puede hasta sentir cómo algo cae y se produce algo del orden de lo liviano en el giro.

¿No les ha pasado en sus espacios de control también como analistas?

Es muy interesante, cuando se escucha a un colega controlando un caso, cómo surge algo del equívoco en su recorte, cómo se escucha lo tomado por el caso.

Una vez en mi espacio de control, en el relato del recorte del caso de mi paciente repetía mucho el nombre de su esposa que se llama¨ Delia¨. Cada vez que la nombraba repetía su nombre, y su nombre figuraba mucho en mi recorte. No me había dado cuenta pero es verdad que no suelo nombrar tanto a los familiares de mis pacientes, había algo que se repetía, que insistía sin cesar… Cuando la analista que elijo para mi espacio de control me marca DELIA….DE ELIA, (de ella en la fonética), algo se produjo y decantó.

En los controles, (o como solemos llamar supervisión),  se pone en juego esa re conducción del deseo del analista. Por eso es tan importante controlar, para que en la repetición que se pone en juego en la transferencia, pueda surgir algo del orden de la apertura de la diferencia que abre camino al deseo inconsciente como causa.