jueves, 22 de abril de 2021
Cinco “simples” cuestiones para “entender” la filosofía de Hegel. 4) La realidad es un organismo dialéctico de relaciones de manifestación.
Habíamos visto que Hegel critica la idea kantiana de “la cosa en sí” porque le era imposible pensar en algo existente que no se pudiera conocer; ahora vamos a meternos con los aspectos de las cosas que sí existían para nuestro autor.
Se puede empezar diciendo que, a diferencia de toda la filosofía que lo antecedió, Hegel no está de acuerdo con la idea de substancia, es decir que no le atribuye a las cosas una existencia real, concreta, que la defina en su naturaleza exacta, sino que esa supuesta esencia se ve completamente disuelta cuando queremos averiguar algo de ella y nos vemos inmersos en una serie de relaciones.
Algo parecido a esto puede plantearse desde el empirismo, la orientación filosófica según la cual todo proviene pura y exclusivamente de la experiencia sensorial y, por este medio, solo somos capaces de conocer aquello que podemos percibir gracias a nuestros sentidos y nada más. Eso hacía que David Hume dijera que si vemos una bola de billar chocar contra otra y la segunda era impulsada no se podía hablar de causa y consecuencia ya que lo único que se puede experimentar son los dos sucesos, el resto lo suponemos por el hábito que poseemos de ver que siempre ocurre lo mismo; pero esa causa-consecuencia no se podía observar realmente. Por lo tanto, la idea de substancia para Hume era un disparate que no tenía nada que ver con el verdadero conocimiento.
También John Locke, otro británico empirista, había dicho que la substancia era en realidad un “no sé qué”, ya que si a la cosa la despojamos de sus atributos, de sus accidentes (tales como el color, la forma, etcétera) no se puede decir nada de él.
Si seguimos a Hegel en su explicación de la realidad conformada por la dialéctica vemos que la posibilidad de pensar algo “en sí” es solo una afirmación momentánea que luego será negada y, posteriormente, superada.
Es así como la vieja noción de substancia pasa a ser criticada y Hegel la sepulta, porque para él lo único que existe es aquello que se muestra, aquello que aparece.
Es por eso que la idea de substancia no puede incluirse en su filosofía, ya que sería plantear algo que no se puede percibir, ni conocer, ni comprender, ni alcanzar, ni nada. Sería algo así como plantear la existencia de unos seres que nunca jamás pudieran tener ningún nexo ni contacto con nosotros y que nunca jamás pudieran ser percibidos por nuestros sentidos ni nuestra comprensión. Es una idea que podría dar lugar a una gran película de ciencia ficción, pero que no tiene lugar en la filosofía de Hegel.
Para nuestro autor no tiene sentido plantear la existencia de cosas inalcanzables ya que para él todo lo que existe tiene que poder ser racional, es decir que todo tiene que poder ser pensado y, dando vuelta esta idea, se puede decir que solo aquello que es posible de ser pensado tiene carácter de real.
De esta forma llegamos a entender un poco mejor la idea según lo cual lo único real es aquello que se manifiesta.
Para Hegel, el ser de las cosas es lo que se muestra de ellas, lo que de ellas aparece; en lugar de ser algo oculto o misterioso es todo lo contrario.
Lo que algo es realmente está formado por todo aquello que ese algo nos exhibe de sí mismo.
Tal vez no sea equivocado relacionar todo esto con lo que encontramos en el psicoanálisis, especialmente con lo que se llama “realidad psíquica”.
Cuando comienza a atender pacientes, Freud se sorprendió al encontrar en los relatos de “sus histéricas” recuerdos de haber sido abusadas por sus padres, hasta que terminó dándose cuenta que no podían ser perversos abusadores casi todos los padres de sus pacientes y empezó a cobrar un lugar muy importante en su naciente teoría la fantasía, concepto que recorrió un largo camino hasta llegar a ser el fantasma del que nos habla Lacan.
Hago esta relación porque en ese caso es también lo que se muestra lo que es lo más real y verdaderamente existente. No cabe duda que el saber si una niña fue abusada verdaderamente por su padre o si se trata solamente de una fantasía de ella es muy importante en ciertos aspectos (el aspecto legal, por ejemplo), pero también es indiscutible que en lo que a un tratamiento psicoanalítico se refiere, es decir a los efectos psíquicos que puede producir, no hay ninguna diferencia ya que una situación o la otra producen los mismos efectos; la realidad psíquica de los pacientes es aquello real y verdadero con lo cual trabajamos los analistas y así debemos darle a la fantasía un lugar fundamental, aún cuando tuviéramos noticias indudables de que el hecho (que podríamos comparar en este sentido con la “cosa en sí” de Kant) jamás hubiera ocurrido.
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