Presento hoy nuevamente un texto de la lic. Natalia Demonte, el cual fue publicado originalmente en http://www.pensarelpsicoanalisis.com.ar
Los invito a pasar a la página para
descubrirla y poder leer otros artículos escritos por mí y por colegas.
Hoy estamos atravesando una situación que nos excede a todos a nivel mundial . La incertidumbre de lo que deparará nuestro futuro se pone a flor de piel más que nunca en estos tiempos y el miedo de lo que ocurrirá empieza a convivir con nosotros en la vida cotidiana. El coronavirus nos rodea, la pandemia nos asusta y frente a la crisis los lazos amorosos nos sostienen, siendo un motor para poder atravesar el día a día del modo más ameno posible.
Ante esta crisis el uso de la tecnología se ha vuelto fundamental para poder sostenernos con nuestros afectos y la videollamada se ha vuelto nuestro medio fundamental de contacto.
Como analistas estamos atravesando tiempos en que tenemos que inventar y reinventarnos.
Nos encontramos con un real que nos atraviesa e interpela como colectivo.
Pensemos en voz alta: el espacio de intimidad en la terapia es espacial o psíquico? Puede la falta de espacio interrumpir un tratamiento virtual?
El problema de la economía es libidinal o de falta de dinero?
Preguntemos y repreguntemos, en épocas donde el deseo está reducido a la nada, a cero, solo al supermercado y a la farmacia ¿Cómo encausar algo del orden el deseo?
Es tiempo de ser creativos y la transferencia con cada paciente orientará nuestras prácticas.
Es nuestro trabajo armar el espacio en lo imaginario del paciente y sostener ese lugar en tiempos diferentes, donde el cuerpo del analista y del paciente están fuera del consultorio, fuera de la escena.
Seguiremos pensando nuestras prácticas….
Como analistas ofrecemos un espacio donde poder alojar y poder poner en palabras la angustia, miedos, fantasías, ansiedades o por lo que esté atravesando cada persona en su singularidad, cada uno con sus marcas que porta de su historia o con sus recursos. Siguiendo en la misma línea nuestra política de trabajo, donde cada persona en su posición subjetiva es singular, única e irrepetible también a nivel eco social escucharemos cada situación particular de cada persona pactando un honorario conversable, de acuerdo a la situación de cada consultante.
Siempre con el criterio de que la palabra alivia y se puede contar con un espacio donde se puede transitar esta crisis de un modo más liviano.
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