martes, 20 de abril de 2021

Intervenciones en lo imaginario en tiempos de pandemia.

 


    Agradezco a la lic. Natalia Demonte por su texto, el cual fue publicado originalmente en http://www.pensarelpsicoanalisis.com.ar 

Los invito a pasar a la página para descubrirla y poder leer otros artículos escritos por mí y por colegas.


    En la interpretación psicoanalítica clásica Freudiana, a través del análisis con las histéricas Freud va descubriendo la relación entre el lenguaje con los mecanismos del inconsciente donde hay un deseo reprimido. Descubre que las formaciones del Inconsciente ( lapsus, sueños , actos fallido, síntomas) ocultan un sentido latente relacionado con este deseo reprimido de orden sexual. Este deseo se intenta descifrar a través de las asociaciones de los pacientes, ¨la asociación libre¨, para sacar a la luz los recuerdos patógenos reprimidos mediante el vínculo terapéutico q llamó transferencia.

Si nos ponemos a puntualizar algunas de las premisas del psicoanálisis podemos decir que se  transmite la lógica de la castración, donde el sujeto es un sujeto dividido. Se trabaja con el sujeto del Inconsciente, con lo que Lacan agrega que el  inconsciente está estructurado como un lenguaje y el sujeto está sujetado por las leyes de  la metáfora y la metonimia. El saber lo trae el paciente pero es un saber no sabido  y una herramienta fundamental por parte del analista es la atención flotante donde se espera el efímero momento donde se pone en juego el sujeto del inconsciente para intervenir.

Ahora bien, todos los analistas que hemos trabajado con pacientes, en nuestra experiencia analítica podemos pesquisar que no todos  los pacientes son los típicos pacientes de la época Freudiana, donde se trabajaba desde la intervención desde lo simbólico. No se puede trabajar con todo paciente como si fuese un  analizante, como bien sabemos la singularidad de cada paciente es fundamental  y también hay momentos en un mismo paciente donde se requieren intervenciones de otro orden. Si un paciente no está en un tiempo subjetivo donde pueda escuchar una intervención en lo simbólico e insistimos por ahí forzosamente,  lo único que va a generar es resistencia o un rebote que no va  a tener ningún efecto constructivo.

Cada vez más encontramos en esta época,  (donde  rigen el todo ya y el capitalismo en el día a día), pacientes con problemáticas de consumo, ataques de pánico, ansiedad, etc donde las  intervenciones desde lo simbólico no son las que se ponen en juego fundamentalmente, (por lo menos en los inicios), y eso no quiere decir que no sigamos con nuestra política de trabajo como analistas.

Tomando los aportes de Lacan, en cuanto a la figura topológica del sujeto del nudo  (real, simbólico e imaginario),  y cómo se ve el avance de un registro sobre otro en la clínica,   con relación a  inhibición, síntoma y angustia me pongo a pensar qué está ocurriendo en estos tiempos de pandemia donde las intervenciones de lo imaginario son las intervenciones que más se ponen en juego. Isidoro Vegh ha escrito un libro muy interesante que justamente habla de  las distintas intervenciones del analista de acuerdo a los avances de cada registro.

En tiempos de pandemia, donde hay un real que nos atraviesa y un miedo generalizado donde predomina la incertidumbre se produce una intrusión de lo real sobre el campo de  lo imaginario. ¿Cómo intervenir como analistas para hacer de frontera entre lo real que avanza y lo imaginario? Circulan momentos de mucha angustia donde predominan intervenciones de sostén y también de organización, dando desde nuestra palabra y presencia como se pueda (aunque sea virtual) un apoyo yoico.  En la cuarentena se empiezan a perder los ejes temporo espaciales, algo del orden de lo imaginario empieza a descompaginarse, se empieza a escuchar una desorganización de las rutinas que daban consistencia imaginaria, y el encierro que en cada caso  singular tiene un peso distinto.

De repente nuestras funciones predominan en escuchar y ayudar a organizar la agenda, preguntar qué hace en el día, cómo se dividen las rutinas. Armar horarios, para ya sea el trabajo si los hacen en su casa, momentos de tarea con los hijos, momentos de distracción. Ante la sensación de encierro cómo crear ventanas psíquicas que den lugar a algo del orden del disfrute y la renovación para intentar ponerle un borde al avance de  este real que nos atraviesa.

Y los analistas estamos en tiempos de reinventarnos con lo que hay, desde lo virtual. Claro que no es lo mismo que el análisis presencial,  pero también se puede trabajar con muchísimas cuestiones que se arman de este modo de análisis no presencial, por ejemplo desde pacientes que teniendo una casa de 5 ambientes no encuentran un espacio para ellos y sienten que los van a escuchar y el avance del Otro se les viene encima, o pacientes que viven en un ambiente pero se las arreglan para hacerse de su espacio, pacientes que se presentan ordenados y en un ambiente cálido como otros que a través de la pantalla muestran algo del orden de lo caótico que los atraviesa, ya sea por el momento actual o por marcas de su historia.

Sabemos que el psicoanálisis no trabaja con la geometría de Euclides, (donde está definido por ejemplo el abajo, arriba, adentro y el afuera) , en lo psíquico una paciente se puede sentir por ejemplo encerrada en una playa y ese encierro pasa por otro lado y ahora donde se pone en juego un encierro en la cuarentena estas cuestiones se muestran  a la hora que los  pacientes puedan hacerse un espacio para su análisis.

Son momentos de ser creativos más que nunca, para que algo del orden  la renovación y del deseo se pueda poner en juego en tiempos de pandemia.

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