martes, 13 de abril de 2021

Batman vs. Superman. El psicoanálisis y la filosofía vs el sentido común.



La aparición hace unos años de la película “Batman vs. Superman” me metió en conversaciones donde tenía que explicar por qué estos dos superhéroes se peleaban entre sí en lugar de salir juntos “a luchar por la justicia” contra los supervillanos. Ocurre que mucho ha cambiado desde los cómics ingenuos de la década del ´40 y del ´50, hasta el punto en que la complejización de las historias, así como la de los personajes, se volvió mucho más interesante con elementos claramente filosóficos, como los que definen a estos dos personajes.
Empiezo por el principio, describir un poco lo que son Batman y Superman, lo cual les lleva inevitablemente a ponerse en veredas distintas y claramente opuestas, de manera que el enfrentamiento entre ellos era solo una cuestión de tiempo hasta que algún escritor de sus cómics se diera cuenta y lo pusiera de manifiesto.
Quiero empezar por Batman porque me gusta más (o tal vez debería decir que me gusta, solamente, porque el otro… para nada. Ya se irán imaginando a quien pongo del lado del psicoanálisis y la filosofía y a quien del lado del sentido común).
Batman es un personaje muy complejo con una personalidad enigmática y dura, está muy lejos de ser simpático, carismático y adorable hacia quienes tratan habitualmente con él y solamente el comisionado Gordon lo respeta y lo admira, pero no disfruta de su compañía. Es ya clásica la repetición de escenas donde Batman deja a Gordon hablando solo y cuando el comisionado se vuelve para mirarlo el murciélago ya no está, cosa que le molesta mucho al policía, aunque aprendió a tolerarlo. Otra no le queda.
Batman es un hombre con un pasado traumático que siendo niño vio morir a sus padres frente a sus ojos y a partir de ese momento decidió, como dice el Guasón en “La broma asesina” (increíble comic que recomiendo a cualquiera que le interese conocer más tanto de Batman como del Guasón), “vestirse de rata con alas para salir de noche a agarrarse a trompadas con criminales” (la cita es de memoria y puede no ser exacta) y por eso queda claro que este hombrecito muy bien de la cabeza no está, o al menos, que porta con unos traumas con los que nunca pudo lidiar. A él le importan demasiado poco las leyes establecidas y obedece sus propias reglas, o tal vez solo una, “no matar”, y sus métodos están muy lejos de ser aceptados y compartidos por todos. Batman es un forajido que actúa por fuera de la ley y esto implica un cuestionamiento filosófico acerca de que si él puede también otros deberían tener el mismo derecho y así cualquiera podría hacer justicia por mano propia como mejor le pareciera, siguiendo un poco el imperativo categórico kantiano por el cual un acto hecho por alguien, en este caso convertirse en un vigilante renegado para luchar contra criminales, fuera convertido en ley universal, es decir, para todos y todos tuvieran que actuar de la misma manera.
Aún más, Bruce Waine eligió convertirse en un murciélago porque ese animal lo asusta, siempre le produjo miedo, incluso desde chico, de manera que Batman es una figura atemorizante no solo para aquellos a quienes combate, sino también para él mismo. Se trata de alguien con dificultades que no sabe cómo enfrentar, con traumas que no resolvió, con contradicciones importantes y con muchas otras cuestiones netamente humanas.
Todo esto está en coincidencia con sus métodos, los cuales no son muy políticamente correctos, ya que implican la violencia, la intimidación, el producir terror, violar alguna que otra ley cuando él lo considera necesario; algo así como si se basara en otro precepto filosófico (¿lo dijo o no lo dijo Maquiavelo? Creo que no, pero sus ideas iban más o menos por ese lado) que dice que el fin justifica los medios, salvo en el caso del homicidio.
Por todo esto y mucho más, son muchos los que no saben qué es Batman, de qué lado está, si hay que temerle o admirarlo, si se sienten más seguros o más amenazados por su presencia, si es héroe o villano y si es bueno o malo que exista alguien fuera de la ley que se ubica como juez y verdugo al mismo tiempo, sin rendir cuentas a nadie.
Como se ve, todas las cuestiones filosóficas y psicoanalíticas que se les ocurran pueden aplicarse de una u otra manera a Batman.
Por el otro lado… Superman.
¿No será mucho?
Claramente, alguien así, tan perfecto e ideal, no puede ser humano porque no está atravesado por ninguna barra y por eso podemos decir desde el psicoanálisis que entendemos que su nombre se escriba con S, sin ninguna barra, como inicial y nunca veremos escrito: “$uperman”. Pero bueno, puede ser, no es humano, él nació en Kriptón.
Se trata claramente de dos modelos completamente distintos, pero lo que más me interesa es que son completamente incompatibles, ya que donde se aplica el método de uno es imposible que funcione el del otro, o se hace de manera legal, con todas las garantías, según cómo indican las leyes y sin decir una sola mentira porque eso está mal o se hace en las sombras, rompiendo cuanta ley haya que romper (salvo una) y escribiendo nuevas reglas, sin que en ningún momento la impresión que esto cause en la gente común influya en la decisión a tomar.
Y pensando en todo esto se me ocurrió que ambos representan bastante bien lo que el psicoanálisis y la filosofía por un lado, y el sentido común por el otro tienen de más importante, ya que las dos primeras, como Batman, representan un gran misterio para la mayoría, no se los comprende y la gente común se pregunta si valen la pena o son simples locuras, tanto la filosofía como el psicoanálisis se meten en cosas raras que el resto prefiere dejar de lado sin siquiera enterarse de qué se tratan. Pero sin embargo, ahí están y ahí siguen, y ahí van a seguir estando para mostrarnos que hay muchas más cosas que aquellas que queremos ver, para mostrarnos que no existen las cosas blancas ni las cosas negras sino solamente distintos tonos de gris y para mostrarnos que lo que se nos aparece del otro lado, el sentido común, no es más que un engaño en el que cómodamente nos arrullamos para convencernos de que las cosas son claras, que se puede vivir la vida sin decir una mentira, que los buenos están de un lado y los malos del otro, tanto así que la diferenciación se puede hacer sin complicaciones, que el malo debe recibir un trato justo porque los que son buenos actúan buenamente, que alguien puede ser alto, lindo, fuerte, inteligente, quedarse con la chica que le gusta, ser la estrella rutilante en su lugar de trabajo, gracioso, tener la desconcertante habilidad de que nadie descubra su doble identidad a pesar de estar siempre con la cara a la vista y, encima, como si todo esto no fuera suficiente, salvar la Tierra y muchos mundos más con el tiempo justo para entregar la nota que va a ser la tapa del diario y llegar a casa para preparar la cena y encender las velas para una cita romántica con la novia.
O tal vez todo esto no sea solo una ilusión y un ideal, sino que sea una realidad concreta. En Kriptón.
Acá en el planeta Tierra la realidad es más al estilo batmaniana, con todos los claroscuros y dudas posibles e imaginables, tanto como los que inspira la figura del hombre murciélago, con todos sus traumas, temores e inseguridades a cuestas.
Yo, por mi parte, disfruto mucho algunas historias de Batman, pero siempre consideré que Superman era un personaje aburrido, tonto y sin ninguna característica que valiera la pena destacar, motivo por el cual jamás pude identificarme con él.
Como resultado inevitable de esto, soy psicoanalista y me encanta la filosofía.
Pero además de eso me llevé una gran sorpresa de descubrir que hay una forma de relacionar las diferencias entre ellos con lo que vivimos todos los días en el consultorio psicoanalítico y eso me motivó a escribir esta presentación.
El más famoso de todos los hijos de Kriptón es un ser bueno, que sostiene los más altos ideales que todos decimos compartir, tanto es así que no solo no mataría nunca a nadie y la sola idea le generaría un horror tal que lo haría vomitar durante días, sino que además es alguien completamente incapaz de mentir, jamás dice una sola mentira porque eso no sería correcto, también siguiendo el imperativo categórico de Kant. Incluso, según Kant, una persona tenía que decir la verdad aún cuando un asesino le estuviera preguntando donde se escondía su amigo para poder matarlo, ya que al parecer la vida de su amigo no era tan importante como el hecho de decir la verdad y algo de esto se ve reflejado en el carácter de Superman, quien siempre parece tener todas las cosas claras, la bondad es la bondad y la maldad es la maldad, los buenos trabajan y son justos, mientras que los malos deben ir a la cárcel, previo juicio con jurado como la ley manda. Él es demasiado obediente de lo correcto, lo bueno y lo bello, también es muy ordenado, siempre bien centrado, seductor e inteligente sin perder el sentido del humor y es el paladín de la justicia a quien el gobierno de Estados Unidos recurre frecuentemente como garantía de confianza, seguridad y bienestar de todos los seres humanos.

15 comentarios:

  1. Análisis forzado, sin bases teóricas y acomodando las historias arbitrariamente, para muestra basta un botón, Superman no solo miente si no que su vida es una mentira, vive y se muestra como humano siendo de Kripton. Barrado? está hiper barrado, siendo un ser que escapa a todas las leyes naturales y humanas, las respeta, y los preceptos y valores que defiende fueron inculcados por sus padres humanos, y si vamos a hablar de trauma, vio desaparecer su planeta y cae en uno de seres inferiores y se somete a sus leyes.

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    1. Todas las lecturas son interesantes, no hace falta que coincidamos en todo.

      Por supuesto que no utilizo referencias teóricas para este artículo, es simplemente poner a jugar los conceptos e ideas. Pero no, nunca leí un solo comic que mostrara a un Superman barrado, tal vez esos me faltaron leer. Y respecto del trauma, la destrucción de Kripton de ninguna manera se inscribe como trauma para él.

      Pero, insisto, no es necesario coincidir en todo. Menos en nuestra idea de quién y cómo es Superman.

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  2. No es posible trazar un paralelismo entre la actitud crítica de la filosofía y una práctica pseudocientifica como el psicoanálisis, la cual tiene presupuestos dogmáticos que nunca cuestiona

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    1. Qué curioso, yo soy psicoanalista y jamás dejo de cuestionar los conceptos del psicoanálisis, ya que son cualquier cosa menos dogmáticos. Pero gracias igual por el comentario.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Es un comentario postmodernista y no hace alusión a los aspectos estructurales que son los fundamentales.


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    1. Creo que es bastante claro que esta publicación no busca ser ningún análisis estructural de nada, sino solamente jugar un poco con características que encuentro yo en ambos personajes y hacer una analogía simple. Pero agradezco el comentario.

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  5. No me caen bien ninguno de los dos, menos Superman. Pero Bataman es como esos que, por prerrogativas de alcurnia, se puedan dar el lujo de ser pesimistas. Divertida la lectura de la comparación. También se me ocurrió que puede ser disparador para leer a Kant con los chicos.

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  6. ocultar la identidad representa algo?, creo que hay psicoanalisis, filosofia y sentido comun en ambos

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    1. No lo discuto, también creo que se puede hacer una lectura desde la filosofía y el psicoanálisis de muchas cosas de ellos. Saludos.

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  7. Estoy de acuerdo con los comentarios de Unknown.

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