Esta vez nos alejamos un poco de la filosofía y el psicoanálisis para meternos en otra ciencia, la física, la cual ya tuvo una publicación cuando se habló de Newton, pero tiene ahora su bautismo en este blog en lo referente a tratar temas específicos de sus contenidos.
Y estos dos autores que vamos a ver ahora presentan una característica similar a lo visto que ocurre entre Kant y Hegel y es lo siguiente.
Newton estableció las leyes de la gravitación universal y armó un modelo del universo que rompió con todas las ideas que se tenían hasta ese momento, su libro “Principios matemáticos” es considerado por muchos el libro más importante de toda la historia del pensamiento humano y fundó el paradigma de la ciencia que tuvo validez durante unos cuantos siglos. Una de las características de sus ideas es que postulaban la existencia de un espacio absoluto, si bien era imposible tener noticias de él o poder identificarlo en la práctica.
Las ideas de Newton tenían que ver con cierta forma de pensar relacionada con el sentido común, según el cual el espacio existe y puede pensarse en un espacio específico sin relación con los objetos que estén en él ubicados, sin tener en cuenta si esos objetos se mueven y a qué velocidad lo hacen o si están quietos. De esta manera podría pensarse que existe un espacio absoluto en el cual puede haber un objeto o puede que alguna cosa lo atraviese en su camino sin alterarlo, es decir que todo aquello que exista en el Universo tiene que estar inevitablemente incluido en un espacio que no es modificado por esos elementos y que no sufre ningún tipo de alteración por las cosas que sucedan en su interior, un espacio independiente de lo que en el ocurre y que conserva sus características a pesar de cualquier cosa.
Esta idea de espacio absoluto era un postulado teórico, porque Newton aclaraba que aún cuando esto pueda ser pensado no puede ser encontrado; y esto ocurre por la sencilla razón de que es imposible afirmar que algo en el Universo está completamente quieto o decir que cierta porción del espacio permanece siempre estática. En esto juega un papel fundamental la ley de la gravedad, ya que uno podría decir que en determinado momento está quieto y por eso ocupa un lugar sin movimiento, pero a esto se le puede objetar que uno está en el planeta Tierra que gira alrededor del sol llevándonos a todos los seres humanos en su movimiento, por lo que en realidad su quietud es aparente y no absoluta. Entonces se puede agregar que la Tierra gira, pero el sol ocupa un lugar inmóvil, pero también se sabe que el sol gira alrededor de la galaxia, por lo tanto la quietud del sol también es solo aparente. Se puede pensar lo mismo de la galaxia y de su centro, pero también se sabe que las galaxias giran sobre sus ejes y que están en continuo movimiento de alejamiento las unas con respecto a las otras, de manera que tampoco en ese caso hay nada que esté sin movimiento. En última instancia puede plantearse que, independientemente de que todo se mueva, puede pensarse que el espacio no se mueve, pero no puede avanzarse en esta idea porque sería imposible determinar concretamente cual es ese espacio que no se mueve. Aún estando uno en el espacio no podría saber si está quieto o moviéndose porque no tendría un punto de referencia con el cual fijar su posición absoluta, ya que podría estar siendo atraído por alguna fuente de gravedad sin notarlo y cualquier punto de referencia podría estar también moviéndose sin que lo notemos.
Es así como el espacio absoluto de Newton existe en los postulados, pero no puede determinarse concretamente en la práctica.
Esto es algo bastante similar a lo ocurrido con “la cosa en sí” de Kant, ya que se postula algo que tiene que existir, pero no puede ser realmente ubicable en la práctica.
Y así como Kant tuvo su Hegel en este punto, también Newton tuvo su Einstein, quien produjo una enorme revolución en la física y consiguió reemplazar el paradigma newtoniano por el einsteiniano.
Primero, Einstein demostró que el espacio y el tiempo no son cosas distintas, sino algo así como las dos caras de la misma moneda, por lo que ahora en física se habla del espacio-tiempo. Por otro lado, demostró que la velocidad de la luz en el vacío es siempre constante, sin importar la velocidad del emisor ni del receptor. Es decir, si yo estoy quieto (relativamente quieto) y tiro una pelota a 10 km/h . la pelota tendrá esa velocidad, pero si la tiro mientras yo corro a 10 km/h . la pelota saldrá a 20 km/h . por la suma de ambas velocidades; pero eso es justamente lo que no ocurre con la luz, la cual siempre tiene una velocidad (siempre pensando en su desplazamiento en el vacío) de casi 300.000 km . por segundo y nada puede superarla, según los estudios de Einstein.
Y con estos planteos empiezan los problemas. Pensemos en lo siguiente: dos personas hablando en la Tierra y de repente una sale volando en línea recta a la velocidad de la luz, mientras el otro queda el la Tierra ; tenemos así dos modelos, uno en movimiento (el que vuela) y el otro estático (el de la Tierra ). ¿Qué pasaría si el que vuela quisiera mirarse en un espejo que tiene en el bolsillo? ¿Podría verse?
Veamos las posibilidades. Digamos que sí, que puede verse, entonces tenemos que pensar que la luz que impacta en su rostro sale despedida a 300.000 km/s. hasta llegar al espejo y así ve su reflejo; de esta manera él utilizaría una simple fórmula que dice que la velocidad es el resultado de dividir la distancia por el tiempo (V= D/T) y así podría medir la velocidad de la luz que escapa de él y obtendría 300.000 km/s. y todo estaría bien. Pero el problema es que quien está en la Tierra vería que su amigo avanza a esa velocidad y aún así la luz va más allá de él, es decir que en el mismo tiempo llega mucho más lejos y así debería sumar las dos velocidades y le daría por resultado que esa luz que escapa del rostro del amigo viaja a 600.000 km/s. lo cual es imposible.
Para explicarlo más claramente, ambos tendrían el mismo tiempo a considerar, pero distintas distancias, por lo tanto es imposible que lleguen al mismo resultado en cuanto a la velocidad.
Entonces tenemos que pensar que el que vuela no puede ver su rostro y con eso quien está en la Tierra mediría las dos velocidades, de su amigo y de la luz que parte de su rostro, y ambas darían 300.000 km/s. y todo estaría bien. El problema es que si viajan a la misma velocidad, cuando el que está volando mida la velocidad de la luz encontraría que esa luz no puede escaparse de su rostro porque viajan a la misma velocidad, entonces su medición de la velocidad le daría por resultado 0, él y la luz estarían siempre a la misma distancia, como si dos personas corren a la misma velocidad y van siempre juntas dando que la diferencia de velocidades es de 0. Nuevamente ambos tendrían el mismo tiempo, pero distintas distancias, lo cual tiene que darles inevitablemente un resultado distinto, pero esto no puede ser para la luz, por lo tanto tampoco nos sirve esta explicación.
Al resultado que llega Einstein es que la diferencia está puesta en la forma en que medimos el tiempo, el cual no es uno solo para todos sino que depende de la velocidad ya que mientras más rápido vamos, más lento transcurre el tiempo. Esto es algo que no afecta la vida diaria porque nos movemos a velocidades muy pequeñas, pero a velocidades cercanas a la de la luz las diferencias se hacen muy significativas, de manera que ambos amigos tendrían que medir la velocidad de la luz con un registro del tiempo distinto al del otro y eso permitiría que los dos obtengan el mismo resultado de 300.000 km/s. ya que ambos tendrían distancias distintas y también tiempos distintos en una proporción constante que hace que siempre esa cuenta de el mismo resultado de 300.000 km/s. Para explicar esa proporción, Einstein utilizó la constante de Lorentz.
Aún cuando pueda sonar demasiado teórico, estos postulados fueron puestos a prueba y demostraron ser ciertos. Se utilizaron relojes de máxima precisión, uno quedó en la Tierra mientras otro volaba en órbita a gran velocidad; cuando los compararon notaron que el reloj que estuvo moviéndose rápidamente registraba un tiempo menor que el que se había movido a la lenta velocidad de la Tierra , y esto en una proporción que era la que Einstein había establecido.
Es así como la teoría de la relatividad demuestra que no existe nada que pueda ser llamado espacio o tiempo absoluto, sino que toda esta concepción depende siempre del observador sin posibilidad de pensar en cosas dadas de antemano; es decir que no puede pensarse en nada absoluto porque el tiempo y el espacio son relativos.
Así como Hegel destruye la “cosa en sí” que Kant consideraba indudable, Einstein imposibilita pensar en un espacio o tiempo absolutos, ni siquiera como la posibilidad teórica que a Newton le parecía tan fácil de imaginar.
Ah, me olvidaba, en 1921 Einstein ganó el premio Nobel, pero en esto no tuvo nada que ver la ley de la relatividad, sino que lo ganó por su explicación del efecto fotoeléctrico. Curioso ¿no?
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