En el capítulo 3 de “Introducción…” Freud habla del narcisismo infantil en el cual el niño se tomaba a sí mismo como ideal y concentraba toda la libido en su propia persona, aún cuando todavía no podía hablarse de que ya existiera un yo. Entonces se pregunta qué pasó con esta libido, ya que en la edad adulta la megalomanía aparece muy reducida, a diferencia de lo que ocurre generalmente con los niños. La opción de que se haya gastado toda la libido en investiduras de objeto es inaceptable.
Freud ubica la respuesta en
la teoría de la represión, la cual parte del yo o, más específicamente, del respeto
del yo por sí mismo, el cual permite o rechaza el acceso de las
representaciones a la conciencia. Freud lo plantea diciendo que hay personas
que toleran ciertos impulsos e impresiones, mientras que hay otras personas que
no los toleran; respecto de esto dice:
“Podemos decir
que uno ha erigido en el interior de sí un ideal
por el cual mide su yo actual, mientras que en el otro falta esa formación de
ideal. La formación de un ideal sería, por parte del yo, la condición de la
represión”.
Lo que entiendo a partir de
esto es que ese ideal, sin por el momento ponerle nombre de yo Ideal o Ideal
del yo, es la imagen de perfección que representa todo lo que está bien y lo
que está mal, de manera que impone el camino de lo que el yo debe hacer y cómo
lo debe hacer y que es por eso lo que aparece como la condición de la
represión, ya que dictará las leyes de lo que se puede tolerar y lo que no, lo
primero será aceptado mientras que lo inaceptable, es decir las
representaciones inconciliables para el yo, serán reprimidas.
Es simple entender que si no
existe un ideal según el cual guiarse y que diga cuáles son las cosas que no
pueden ser aceptadas, el primer sujeto del que habla la cita no tenga
parámetros para considerar algo como inaceptable y por lo tanto no tenga
necesidad de reprimir nada.
Sigue diciendo Freud en el
siguiente párrafo, donde se produce el desconcierto:
“Y sobre este yo
ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El
narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se
encuentra en posesión de todas las perfecciones valiosas. (…) No quiere privarse
de la perfección narcisista de su infancia.”
El comienzo es simple, ya que
continúa la explicación anterior poniéndole nombre a eso que venía
describiendo, se trata del yo Ideal; como si fuera necesario, lo dice dos
veces, como para que quede claro a qué ideal se refiere. Entonces ¿qué es el yo
Ideal? Freud nos explica que consiste en la conservación del narcisismo
infantil, el cual no se desea que se pierda y el cual posee todas las
perfecciones de las que el niño gozaba en la etapa de “his majesty the baby”, de manera que para que esto no desaparezca
es transferido ese sentimiento de amor de sí mismo hacia el yo Ideal.
“…y si no pudo
mantenerla por estorbárselo las admoniciones que recibió en la época de su
desarrollo y por el despertar de su juicio propio…”
Es decir que si no pudo
conservarse este narcisismo infantil fue porque se lo impidió todo lo que le
fue enseñado desde aquella época (muchas veces se critica la traducción de
Amorrortu por contener palabras y expresiones extrañas habiendo otras mucho más
legibles, como es el caso de “admoniciones”, cuando López Ballesteros pone
“enseñanzas”) y también por el surgimiento de sus propias ideas acerca de lo
que se puede y lo que no se puede hacer, cosas tales como que se debe controlar
esfínteres, se debe comer de cierta manera y todas las demás cuestiones de
educación que limitan nuestro narcisismo y absoluta libertad de la que gozamos
al inicio de nuestras vidas.
Y por último, y acá se
produce el despelote:
“…procura
recobrarla en la nueva forma del Ideal del yo”.
¿Cómo que el Ideal del yo?
¿No venía hablando claramente del yo Ideal? ¿Cuándo cambió de tema? ¿Cómo es
que empieza hablando de algo y termina el mismo párrafo hablando de otra cosa?
En este punto, López Ballesteros pone “yo Ideal” y se saltea toda la discusión.
En la clase 11 del seminario
1, Leclaire y Lacan leen este texto y debaten sobre la confusión que produce el
hecho de que Freud empiece diciendo uno y termine nombrando al otro, de manera
que Freud escribió ambos en el mismo párrafo sin hacer distinción entre ellos o
aclarar que pasaba de uno al otro.
Leyendo varias veces el
párrafo solo puedo llegar a pensar que se trata de dos formas distintas de
hablar de lo mismo, es decir que no serían cosas distintas el Ideal del yo y el
yo Ideal en este párrafo que estoy tomando, sino que serían dos nombres dados a
la misma cosa. Y digo esto porque Freud no explica dos mecanismos distintos, ni
dos génesis distintas, ni dos beneficios distintos, sino solamente uno de cada
uno. La explicación freudiana describe que el narcisismo infantil no puede ser
conservado por todo lo que el niño va aprendiendo acerca de cómo debe
comportarse y esto implica que no puede hacer lo que quiere, donde quiera, ni
cuando quiera; es decir que el narcisismo original va recortándose y
reduciéndose. Pero nadie cede estas cosas de buen grado y este proceso no se
lleva adelante sin una lucha por conservar esa perfección disfrutada y ahora
cercenada, de manera que se crea un ideal que porta estas perfecciones que no
se desea perder, es decir que este ideal es una forma de recuperar ese narcisismo
que de otra manera se vería perdido irremediablemente. Es un ideal que primero
llama yo Ideal y después llama Ideal del yo.
Ahí hay una sola explicación,
una sola creación, una sola intención presentada por Freud, nunca dos. No hay
algo que se aplique al yo Ideal y otra cosa que se aplique al Ideal del yo. No
hay ninguna otra explicación que muestre un proceso distinto que podría estar
dando cuenta de un segundo ideal, todo está dicho en términos de singularidad y
el proceso descripto es uno solo. Es como si Freud no se preocupara mucho por
si ese ideal es llamado yo Ideal o Ideal del yo, como si fuera lo mismo
llamarlo de una forma o la otra porque esos dos nombres están hablando de lo
mismo.
¡Y lo llama de las dos formas
distintas en el mismo párrafo!
No hay ninguna indicación de
que sean dos cosas distintas, sino todo lo contrario, parecería que Freud está
describiendo una única cosa, a pesar de que lo denomina de dos maneras
distintas. Al menos según este párrafo, el Ideal del yo y el yo Ideal serían
dos nombres de lo mismo.
Realmente me cuesta muchísimo
hacerme a la idea de que no aparecen diferenciados, ya que siempre los tomé
como dos cosas distintas. Tal vez tiene que ver con que se nos presentan muchas
cosas ya desde la facultad con lecturas posteriores a Freud, Lacan
fundamentalmente, y para Lacan por ejemplo sí son dos cosas distintas y no
confundibles, de manera que se puede producir una especie de contaminación de
lo que dijo uno con lo que dijo el otro y aparece como que Freud dijo lo que en
realidad dijo Lacan u otros.
Las citas siguientes, según
mi lectura, refuerzan esta interpretación del texto, como ya les iré
presentando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario