Seguramente todo aquel que se dedica al psicoanálisis
y conoce, aunque sea un poco, la teoría de Jacques Lacan se encontró con
ciertas frases que se repiten hasta el hartazgo, pero se explican demasiado
poco. Considero que es una forma de producir golpes de efecto por parte de
Lacan, de fascinar a quienes lo escuchaban en sus seminarios o lo leían en sus
publicaciones y considero también que es algo que muchos de sus seguidores
tomaron de él de una manera que, considero yo, es bastante nociva para lo que
yo entiendo por la transmisión del psicoanálisis.
Son muchas consideraciones por mi parte, pero
nunca pretendí dar la verdad de las cosas, sino solamente mis impresiones.
Así nos encontramos con frases como: “la
relación sexual no existe”, “el deseo es el deseo del Otro” o su prima hermana:
“el deseo es el deseo de deseo”, “el inconsciente es el discurso del Otro” y la
que ahora nos ocupa y le da título a esta publicación.
¿Qué se puede pensar a partir de esa frase?
Me parece que las primeras siete clases del seminario 5, llamado “Las
formaciones del inconsciente” son muy esclarecedoras respecto de este tema, ya
que ahí Lacan dice esto algunas veces de manera más directa, otras sin
nombrarlo, a veces más claramente y otras de forma más oscura. Sea como sea,
Lacan está hablando de esto y es ahí donde voy a leer para comentar esta frase
que, como todas las otras, puede sonar muy rara cuando se escucha por primera
vez, pero adquiere una gran claridad y coherencia cuando se las trabaja.
Estas siete primeras clases se agrupan bajo
el título: “Las estructuras freudianas del espíritu” y ya ahí aparece el
término estructura, de manera que estamos en el tema.
Lacan empieza a hablar del chiste y toma
ejemplos de: “El chiste y su relación con el inconsciente”, de donde saca el
“famillonario” y el “becerro de oro” como agudezas (así se nombra en el
seminario al chiste) paradigmáticas de los dos mecanismos fundamentales que
Freud encontró en el inconsciente.
Toda la obra de Freud muestra dos leyes
fundamentales del inconsciente, se trata de la condensación y el desplazamiento.
Hay que tener en cuenta que Freud, como todos, era hijo de su época, y cómo tal
estaba inmerso en el lenguaje que se hablaba comúnmente y por eso estaba muy
unido al paradigma de la física. Además de esto, hay que tener en cuenta que su
formación como neurólogo siempre lo tuvo muy cerca de lo orgánico, donde la
física tiene un rol central en lo referido a los mecanismos del cuerpo. Por
esto, y tal vez por muchas cosas más, la forma en que Freud denomina a estas
dos leyes del inconsciente son las mencionadas, formas tomadas de la física y
que están pensadas en relación a cómo se actúa sobre objetos concretos.
Exactamente lo mismo ocurre cuando habla de energía y otras cosas.
Esto es distinto cuando hablamos de Lacan, ya
que él no parte de la física como lo hacía Freud, sino que sale de este ámbito
para meterse en muchos otros, como en este caso en el cual él se ubica dentro
de la lingüística. Es así como sigue de cerca los trabajos de unos lingüistas
rusos, en especial los de un amigo suyo llamado Roman Jakobson, y encuentra que
este lingüista habla de dos leyes del lenguaje, las cuales llama la metáfora y
la metonimia.
La asociación que se hace entonces, es que
las leyes del lenguaje, es decir la metáfora y la metonimia, se corresponden
con las del inconsciente, es decir la condensación y el desplazamiento.
Se trata de las leyes del inconsciente como
Freud las descubrió y las identificó por separado, explicando su mecanismo para
producir una diversidad de fenómenos tales como los síntomas, los lapsus, los
chistes, los sueños y los olvidos, es decir las manifestaciones que Lacan llama
en el seminario que nos ocupa como “formaciones del inconsciente”. La
condensación y el desplazamiento ponen en evidencia la estructura del
inconsciente y también muestran cómo esta estructura produce ciertas
formaciones que todos nosotros encontramos habitualmente en nosotros mismos y
en otros.
Es en relación a esa estructura del
inconsciente, el cual está regido por estas dos leyes, que Lacan, ya en la
primera clase del seminario, dice que Freud vio la relación entre la agudeza y
el inconsciente y que esto tuvo lugar en el plano formal, sin que esto hiciera
referencia a las bellas formas de la gestalt, sino a de las formas de la
estructura del significante.
Pero, al mismo tiempo, se trata de las leyes
que estructuran el lenguaje bajo el nombre de la metáfora y la metonimia, tal
como Jakobson lo dice y Lacan lo retoma. Esas dos son las leyes que dan su
forma al lenguaje, sin importar de qué lenguaje se trate, ya que todos tienen
la misma estructura.
Lacan, en la segunda clase, dice que se trata
de analogías de estructura que solo pueden observarse en el plano lingüístico y
que se producen gracias a la técnica del significante.
Entonces, luego de todo esto, Lacan dice… “el
inconsciente está estructurado como un lenguaje”, es decir de la misma forma,
con las mismas leyes.
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