Para quienes prefieran el texto escrito,
también lo comparto:
Diferencias
con la filosofía.
El concepto de alienación que
utiliza Lacan no se asemeja al que utilizaban los filósofos que lo precedieron,
como Hegel o incluso Marx, sino que va por otro camino muy distinto.
Para Marx, por ejemplo, la
alienación tenía otra connotación. En principio hay que destacar que Marx
hablaba de personas, hablaba de la sociedad, pero estos conceptos no tienen
nada que ver con lo que los psicoanalistas entendemos cuando hablamos del
sujeto del inconsciente, $,
por lo que cuando hablamos de sujeto en Marx no estamos hablando del sujeto del
que habla Lacan.
En la teoría marxista, este
sujeto está alienado a algo que implica variables políticas, económicas,
culturales, sociales, y un muy amplio etcétera, que lo condicionan a actuar y
pensar de cierta manera, lo cual es una forma muy difundida de pensar la
alienación, incluso actualmente. Se trata de una persona que se ve tan afectada
por su entorno cultural, que termina viendo su subjetividad afectada por la
cultura hasta el punto en que hace cosas que no quiere, sin darse cuenta lo que
está haciendo.
Este conjunto de variables
afecta al sujeto marxista que no puede librarse de esa influencia y se ve
dominado en parte por esta corriente y de esta manera podemos decir que en la
teoría marxista hay un Otro que se lanza sobre el sujeto y lo aliena.
Ahí sí puede decirse que se
trata de una alienación causada por el avance del Otro sobre el sujeto, es a
esto a lo que yo entiendo que se opone Lacan cuando dice que él no habla de
alienación porque se trate de algo que parta del Otro, porque con ese planteo
se está diferenciando de la alienación como se entendía antes de él.
Marx utiliza
predominantemente el ejemplo fundamental de los modos de producción
capitalista, los cuales hacen que el trabajador no reciba la verdadera
recompensa merecida por su trabajo, pero crea recibirla.
Estas ideas estaban muy
difundidas en la época de Lacan y era inevitable que esta forma de entender la
alienación estuviera presente en quienes acudían a sus seminarios y leían sus
escritos, pero si pensamos que los conceptos de sujeto y de alienación se
refieren a cosas muy distintas en Marx y Lacan no podemos utilizar la lógica
marxista para explicar la teoría lacaniana, por lo cual la forma lacaniana de
comprender la alienación no responderá al modelo marxista.
Claramente la noción de
sujeto no comienza con Marx o Hegel, sino que podemos ir más atrás también y
hablar del “sujeto cartesiano”.
Ya desde Descartes tenemos el
postulado de que el ser humano puede demostrar su existencia, es decir su ser,
recurriendo al pensamiento, ya que su famosa frase: “Pienso, entonces existo”
nos enseña que por el hecho de pensar podemos lograr la prueba de nuestra
existencia. Pero también podemos hacer algo más, ya que al decir esto Descartes
afirma sin equivocarse que el ser humano es una cosa que piensa.
Esto le da un Ser al sujeto
cartesiano, se trata del famoso cogito
cartesiano (porque en latín la frase dice: “Cogito,
ergo sum”), según el cual el Ser de los humanos es el pensamiento y
cualquier persona puede decir, siguiendo a Descartes: “yo soy un ser que
piensa”. A partir de eso, todos los humanos sabemos qué somos, ya que somos
seres pensantes, y se establece una relación indiscutible entre pensamiento y
existencia. Todo lo que piensa tiene existencia y eso le da un Ser indiscutible
que lo define completamente.
El psicoanálisis plantea una
lógica completamente distinta y es esto lo que Lacan presenta en la alienación,
ya que presenta al ser y al pensamiento, al cual nombra como sentido, como dos
campos distintos, los cuales solamente comparten una pequeña porción.
Es que la noción de sujeto
del inconsciente, por su división subjetiva, implica una pérdida del Ser, este Ser
cartesiano que puede ser nombrado con palabras y, por lo tanto, puede ser
completamente dotado de sentido hasta el punto que todos comprendemos en qué
consiste el ser de lo humano.
De esta manera, la noción de
sujeto que estableció Lacan, sujeto dividido que tiene una pérdida en su ser,
se opone a la noción de sujeto que estableció Descartes, sujeto del
pensamiento, el cual le da su Ser completo.
Es por eso que Lacan,
respecto de la idea que sostiene la filosofía acerca del Ser completo del
sujeto y su posibilidad de encontrar una definición concreta de dicho Ser,
dice:
“Esta es, por
cierto, la falla esencial del idealismo filosófico, por otra parte insostenible
y nunca radicalmente sostenido. No hay sujeto sin que haya, en alguna parte, afanisis del sujeto, y en esa
alienación, en esa división fundamental, se instituye la dialéctica del
sujeto”.[1]
Al hablar de “idealismo
filosófico”, Lacan está reuniendo a algunos de los filósofos más importantes de
toda la historia, no solo se opone a Descartes y su famosa frase, sino que
también discute las ideas de Immanuel Kant, cuya teoría filosófica es conocida
como “idealismo trascendental” y postulaba un sujeto epistemológico, es decir
que se basa en la razón y el pensamiento, siguiendo el camino racionalista iniciado
por Descartes; pero también se refiere a Hegel, cuya corriente es conocida como
el “idealismo absoluto”, cuyo sujeto está inmerso en una dialéctica que llega,
y Hegel postuló que su filosofía era la culminación de dicha dialéctica, al
“espíritu absoluto”, donde finalmente el sujeto hegeliano podía ser conciente
de su propia existencia y de todos los determinantes que tuvieron lugar para
alcanzar ese estado. El “espíritu absoluto” de Hegel también habla de un Ser
completo.
La lógica del psicoanálisis
postula que la S que representa al sujeto está barrada, por lo que en realidad
se trata de $,
siendo que esta barra implica que el sujeto porta una pérdida inherente a su
existencia, la cual hace imposible que el sujeto pueda definirse a sí mismo de
una manera completa o, por decirlo de otra manera, que el sujeto pueda utilizar
el campo del sentido para lograr acceder a su propio ser. Como ejemplo de esto,
cualquiera puede decir de sí mismo “yo soy…” y completarlo con lo que quiera,
pero eso siempre va a ser insuficiente para definir su propio ser, ya que no
importa lo que diga, porque siempre van a quedar muchas más cosas para decir,
ninguna va a definir su ser, y aún cuando alguien pase años diciendo cosas de
sí mismo tampoco podría lograr una definición completa de su ser.
Yo
puedo decir que soy argentino, que soy hombre, que soy padre, que soy… mil
cosas más, pero por este camino jamás podría lograr acceder a un Ser completo.
Por el lado del sentido, el sujeto queda condenado a tratar de definirse a sí
mismo a través de una eterna metonimia de significantes que discurren de uno al
otro y a otro y a otro, sin jamás poder llegar a un fin, a un significado, a
una definición del propio ser.
Podemos
decir que el sentido y el pensamiento cartesiano, y de toda filosofía en
general, intenta transformar al sujeto barrado, $, en un
sujeto completo, S, el cual no solo tiene su Ser, sino que también es conciente
de él.
Buscar
este Ser es una búsqueda de la identidad, tanto propia como también grupal,
como puede ocurrir al pertenecer a una nacionalidad, un grupo político, un
equipo de fútbol, etcétera, que está tomada únicamente desde el punto de vista
del registro imaginario, en el cual todo siempre busca ser completo, que la
idea cierre y no deje ningún punto sin abordar y sin que quede algo sin
explicar; es una identidad en la cual alguien buscaría poder encontrarse
absoluta y definitivamente, como si el poder decir “yo soy X” fuera suficiente
para dar cuenta de quién y cómo es una persona.
Pero
ocurre que desde la perspectiva del psicoanálisis esto nunca va a poder
conseguirse, como no sea desde lo imaginario, lo cual es calificado como una
simple ilusión, la ilusión imaginaria de la completud, que Lacan varias veces
relaciona con una idea tomada de la filosofía que es el velo de Maya, porque,
por supuesto, no hizo falta esperar a Freud para que lo relacionado con la
imagen fuera calificado como ilusorio.
Para
el psicoanálisis, siempre va a haber divisiones que hagan que el sujeto no
pueda ser considerado como completo, lo que sí habrá serán identificaciones, es
decir que un sujeto va a tomar rasgos de los otros, de aquellos que le resulten
verdaderamente significativos por un aspecto o por otro, y adoptará esos rasgos
como propios, lo cual le permitirá sentir que esas características, ya sea
gustos, ideologías, intereses, etcétera, tienen que ver con su persona, con su
ser, y recorrerá esos caminos cómo pueda y desee, pero siempre lo hará a la
forma humana, es decir que lo hará con tropiezos, dudas, cambiando muchas veces
de parecer y con muchos altibajos que demuestran que la idea de que alguien se
reconozca en una situación y la sostenga en forma firme y decidida, sin ninguna
dificultad en absoluto, es solo un ideal imposible que queda completamente
relegada al mundo de las ficciones imaginarias del sentido. El pensamiento y el
sentido, elementos imaginarios, el Ser del humano, perdido por estructura, y el
ser (con minúscula) que podamos ubicar en lo humano, no son lo mismo ni
recorren el mismo sendero.
Respecto de esto podemos
traer una frase dicha por Lacan, según la cual la lógica del psicoanálisis
plantea que se es, lo propio del ser, donde no se piensa y se piensa donde no
se es, ya que podemos decir que el sujeto del inconsciente se ubica, es decir
que es, donde el sentido no opera, como por ejemplo puede ser en un lapsus, un
olvido, un sueño o un síntoma, ante los cuales el pensamiento es completamente
inútil; mientras que en el dominio del pensamiento no hay lugar para que
aparezca nada de la existencia del sujeto, su ser, sino todo lo contrario, ya
que cuando aparece el sujeto es porque hubo un corte, una interrupción, en el
camino del sentido.
Como se dijo antes, la
alienación dejaría al sujeto en un estado de pura división, es decir en un
estado de pura pérdida del ser, totalmente indeterminado, por lo cual habrá
necesidad de otra operación que lo rescate, aunque sea parcialmente, de esta
división absoluta y esa otra operación es la separación.
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